CINCO DÍAS SIN LUNA

Una aventura más, y aunque han sido varias en poco tiempo, ésta la esperaba con fervor, con la expectativa de repetir las emociones vividas en Israel y Jordania; ha sido tan diferente a lo que esperaba que la sorpresa todavía controla mis pensamientos de manera involuntaria, como un acto reflejo.

La aventura del «Challenge Atlantis», que ha tenido lugar en las enigmáticas Islas Azores, arrancó con una sucesión de intervenciones de presentación que condicionó a mi equipo mucho más de lo esperado y pretendido. Las palabras de Mario Alonso Puig no pudieron ser más providenciales, y es que mis compañeros pusieron todas sus neuronas espejo a trabajar en una cooperación que nunca había vivido hasta ahora; reíamos y bostezábamos a la vez, sí; pero lo más sorprendente es que compartimos la paciencia a la que Mario hacía referencia desde el primer momento, desde el reparto de tareas, hasta la elaboración meticulosa de cada trabajo; aunque lo más emocionante ha consistido en compartir la ilusión.

Esta ha sido una de las aventuras más divertidas de mi vida, hasta en las situaciones más adversas ha habido tiempo y espacio para bromas y risas; nos parecíamos a Bruce Willis capeando el temporal mientras se juega la vida, improvisando siempre un chiste o sarcasmo. De hecho una de las escenas más divertidas sucedió a la vuelta del hospital de un compañero lesionado, que afrontó la situación con un ejemplar sentido del humor con el que nos hizo, literalmente, llorar de risa.

En mi opinión el éxito sólo lo encuentras cuando no lo buscas, es como una musa, que desaparece cuando la asedias. Y es precisamente eso lo que hemos vivido en estos 5 días; de manera natural hemos alcanzado el éxito, nuestro éxito, que no ha sido ganar la competición sino construir una nueva familia, un grupo perfectamente conectado y generoso que ha compartido todos sus sentimientos, y que, quizás sugestionados por Mario, hemos reflejado los unos en los otros.

Todo el que me conoce sabe que siempre hablo de la Luna, en todas mis experiencias; y por tanto comprenderá que estos cinco días he buscado la Luna en medio del Océano Atlántico; y sin embargo se ha escondido detrás de las nubes que nos han acompañado todo el tiempo. Investigando estos días he descubierto que la Luna no estaba detrás de las nubes, sino dentro de cada uno de mis compañeros. Muchas gracias por hacerme sentir en ella en cada instante VIVIDO con vosotros.

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