Las Smart Cities o Ciudades Inteligentes no han sido más que una evolución natural de la Global Village o Aldea Global, que se desarrolla de manera sostenible, facilitando la interacción del ciudadano con los elementos urbanos, y con un gobierno participativo.

Aunque en el desarrollo futuro de los “barrios” de esta aldea global inteligente, se proyectarán edificios, transportes e infraestructuras de vanguardia que permitan materializar el compromiso del aldeano con el medio ambiente, la cultura y la historia, a la vez que satisfagan plenamente sus necesidades de manera rápida y eficiente; para avanzar a un ritmo adecuado en las circunstancias actuales es necesario ser realista y hacer algunas pequeñas renuncias sobre el modelo ideal a cambio de depositar más responsabilidad sobre los sistemas inalámbricos y satelitales.

Si la gran revolución tecnológica de los últimos 15 años ha consistido en el desarrollo de la telefonía móvil e internet, durante la próxima década tendrán un especial protagonismo la conectividad y las aplicaciones para móviles… Menos obra y más innovación para realizar acciones de choque económicamente viables.

Un ejemplo curioso es el plan liderado por el coreano Jong Sung Hwang, que ha distribuido 100.000 smartphones entre los habitantes de Seúl. Dicha acción supone disponer de una gran cantidad de datos en muy corto espacio de tiempo, a cambio de una cantidad razonable de dinero, pero permite trazar estrategias “smart” desde el primer momento.

La Smart Global Village consistirá por tanto en ideas innovadoras más que en obras e instalaciones, en una primera instancia.